DESDE EL ESCRITORIO DEL PÁRROCO

Estimados Feligreses de Santa María,

Si alguien te detuviera en la calle y te pidiera que describiera a Dios, ¿cómo responderías? Es una gran pregunta para tomar en cuenta cuando haces tu oración privada. Esta revela cómo te relacionas con Él. Si lo ves frío y distante, no le hablaras a diario. Si solo oras cuando necesita algo, la bondad de Dios dependerá de si respondió o no a tus oraciones de la manera que querías. Si Dios es visto como misericordioso, justo y generoso con su amor, será visto como nuestro Padre Celestial. Por lo tanto, somos sus hijos e hijas. Dios no será visto simplemente como una figura distante escondida majestuosamente detrás de las nubes. Él será visto como alguien íntimamente entrelazado con nuestras vidas. Él se preocupa por nosotros, incluso en las cosas más pequeñas, como cualquier buen padre. En otras palabras, si Dios es nuestro Padre Celestial, no le somos indiferentes; después de todo, ¿qué padre o madre terrenal amoroso podría ser?

Las lecturas de las Escrituras que tenemos hoy demuestran la magnificencia de este Dios nuestro. Escuchamos en la Primera Lectura a Dios hablando directamente a Moisés: “esto anunciarás a los hijos de Israel: ‘Ustedes han visto cómo castigué a los egipcios y de qué manera los he levantado a ustedes sobre alas de águila y los he traído a mí. Ahora bien, si escuchan mi voz y guardan mi alianza, serán mi especial tesoro entre todos los pueblos, aunque toda la tierra es mía. ” Él les está diciendo que, te he elegido a ti, sí a ti, de todas las diferentes personas de la tierra, para una misión especial y específica. Si se mantienen fieles siguiendo todos sus mandamientos y enseñanzas, Dios hará del pueblo de Israel un “reino de sacerdotes”. Este es un momento sumamente importante en la historia y para la salvación total de toda la humanidad. Dios les está diciendo que tiene un plan para salvar a la raza humana de sus pecados. Como sabemos muy bien, estamos constantemente tentados a desviarnos de Dios. Caemos en pecado una y otra vez. Nuestros ojos están destinados a mirar con altivez hacia el cielo, a las alturas, pero torpemente se desvían hacia la distracción brillante y resplandeciente de la tierra.

Estamos hechos para cosas más grandiosas, nos dice. Tú y yo somos creados para ser este “reino de sacerdotes”. La frase hebrea original que se escribió es mamlekheth kōhanim. También tiene la connotación de un “sacerdocio real”. Dios está ofreciendo en este momento crucial la restauración de lo que se perdió con Adán en el Libro de Génesis. Dios le dio a nuestro primer padre “dominio sobre la tierra” en Génesis 1:26. Entonces Dios le dio sus deberes sacerdotales de “trabajar y vigilar” el jardín del Edén, lo cual son roles sacerdotales. Lamentablemente, Adán perdió su realeza y sacerdocio al rebelarse contra Dios. Cambió su herencia dada por Dios por la suciedad sin valor del pecado. Esta batalla ahora ruge en cada uno de nosotros. ¿Escogeremos la oferta de este sacerdocio real restaurado de Dios, o retrocederemos y repetiremos el mismo error de Adán?

Un Esclavo de Jesucristo,

Padre Brian J. Soliven

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