DESDE EL ESCRITORIO DEL PÁRROCO

Estimados Feligreses de Santa Maria:

En este Día Mundial de Oración por las Vocacio-nes, cada uno de nosotros estamos invitados a responder al Buen Pastor que nos pregunta a cada uno de nosotros lo bien que estamos respondiendo a Su llamado a una mayor santidad. Los esposos y esposas, padres y madres, pueden preguntarse: ¿Qué tan bien he estado para estar a la altura del llamado a la santidad dentro del matrimonio? ¿Trato con todo mi corazón de ser fiel a las promesas que hice el día de mi boda? ¿Soy fiel a mi cónyuge todos los días de nuestra vida? ¿Estoy completamente abierto al regalo de Dios de engendrar hijos? ¿O pongo obstáculos artificiales, como la anticoncepción y la esterilización, en la via del po-der creativo de Dios? ¿Estoy criando a mis hijos en la fe? ¿Vamos a confesarnos, juntos como familia, cinco o seis o más veces al año? En otras palabras, ¿estamos dando un buen ejemplo cuando se trata de la vida sacramental y espi-ritual de nuestra familia? ¿Oramos con nuestros hijos? ¿Platicamos con nuestros hijos acerca de lo bueno de cada estado de vida en la Iglesia: el estado del matrimonio y el estado de la vida religiosa y del sacerdocio? ¿Les explica-mos que Dios llama a ciertas personas a ser hermanos reli-giosos, hermanas religiosas y sacerdotes para servir a la Iglesia de una manera especial? ¿Deseamos y oramos para que Dios llame a uno o más de nuestros propios hijos de esta manera?

Nosotros, los sacerdotes y religiosos, también tene-mos que hacer un examen de conciencia. Podríamos pre-guntarnos: ¿Qué tan bien estoy viviendo mi vocación? ¿Estoy cumpliendo las promesas o votos que hice el día de mi ordenación o el día de mis votos? ¿Soy obediente al Señor, el Buen Pastor, ¿cuya voz es expresada de forma especial a través de mi obispo? ¿Rezo la Liturgia de las Horas todos los días? ¿Estoy celebrando Misa todos los días y pasando tiempo en oración en silencio todos los días? ¿Estoy viviendo una vida de sencillez y pobreza? Como sacerdote, debo preguntarme: ¿Me pongo a disposi-ción de aquellos que desean recibir los sacramentos y de aquellos que desean palabras de consuelo o consejos? ¿Enseño las verdades de las Escrituras de acuerdo con la Tradición y el Magisterio de la Iglesia? Con mi propio ejemplo y por mi propio amor por el sacerdocio, ¿animo a los demás a considerar que el Señor también les puede estar llamando de esa manera? En otras palabras, ¿vivo mi sa-cerdocio de tal manera que otros también se sientan atraí-dos a él? O aún más concisamente, ¿soy feliz siendo sacer-dote y comparto esa felicidad y alegría con los demás?

Sin duda, aquellos que no están casados o que no viven algún tipo de estado consagrado también están lla-mados a la santidad. Los niños, adolescentes, jóvenes y adultos solteros que están discerniendo el llamado de Dios siguen escuchando atentamente la voz del Buen Pastor. Ustedes son los instrumentos de Dios para acercar a los demás a Jesús. Y ustedes actúan como sus instrumentos cuando viven una vida de santidad, fieles a sus obligacio-nes cotidianas y fieles a su fe católica. En otras palabras, entienden que son católicos sólo 55 minutos a la semana cuando asisten a la Misa dominical, pero viven su fe cató-lica todos los días para que otros puedan notar que verda-deramente son católicos.

Que todos respondamos con un corazón pleno a la voz clara y amorosa del Buen Pastor, que continuamente nos llama a una mayor santidad. ¡Una muy bendita tem-porada de Pascua para ustedes!

En el Señor Resucitado,

Padre Berg

Previous
Previous

FROM THE PASTOR’S DESK

Next
Next

FROM THE PASTOR’S DESK