Desde El Escritorio del Párroco

Estimados feligreses de Santa María,

Hace dos semanas, comencé un retiro silencioso de 30 días llamado los "Ejercicios Espirituales de San Ignacio" en una casa de retiros en el medio oeste de los Estados Unidos.  Los Ejercicios Espirituales fueron creados por San Ignacio de Loyola.  En el retiro se pasan cinco horas en contemplación diariamente, reflexionando sobre los misterios de la vida del Señor y sobre la propia vida de uno del punto de vista de la vida de Jesús.  ¡Por supuesto, las cinco horas no se rezan todas seguidas!  Se extienden a lo largo del día.  Cada día, el asistente al retiro se reúne con un director del retiro para hablar sobre cómo van las cosas.  Además de meditar durante las cinco horas, también cumplo con mis obligaciones diarias del Sacrificio de la Misa y rezar las Liturgias de las Horas.  Las comidas y el ejercicio físico completan el horario diario.  Estoy muy agradecido por este tiempo de oración intensa.

Cada una de las semanas durante los Ejercicios Espirituales tiene un enfoque diferente. Durante la primera semana, el asistente en el retiro reflexiona sobre su propia vida enfocado en el amor de Dios y el llamado a la santidad.  Se le invita a uno a ver cómo su propia pecaminosidad ha sido un obstáculo para la gracia de Dios.  El asistente al retiro tiene la posibilidad de repasar su vida y hacer una confesión sacramental general de sus pecados cometidos a lo largo de toda su vida.  La idea es abrirse al perdón y la purificación de Dios para dar cabida a Su llamado.  El asistente al retiro termina la primera semana meditando sobre el llamado a seguir a Jesucristo.

Durante la Segunda Semana, las meditaciones y oraciones se centran en el discipulado cristiano.  El asistente al retiro reflexiona sobre el nacimiento y el bautismo de Jesús, el Sermón del Monte, varios relatos del ministerio de sanidad y enseñanza de Nuestro Señor y el relato de la resurrección de Lázaro de entre los muertos. Si Dios quiere, uno toma decisiones concretas sobre cómo seguir a Cristo más de cerca y ser un discípulo más fiel. 

Durante la Tercera Semana, el asistente medita sobre la Última Cena y sobre el arresto de Nuestro Señor, Pasión y Muerte. Uno reflexiona sobre el amor de Nuestro Señor el cual es derramado en la Eucaristía. Finalmente, en la Cuarta Semana, el asistente al retiro medita sobre la Resurrección de Nuestro Señor y las apariciones del Señor Resucitado a sus discípulos. Experimentar la alegría de la Pascua mueve al reticente a desear con alegría proclamar más fervientemente la buena nueva. 

Esten seguros de mis oraciones para todos ustedes durante mi retiro. ¡Espero verlos de nuevo pronto al comienzo del nuevo año litúrgico! 

 En Cristo,

Padre Berg

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