Desde El Escritoriodel Párroco

Estimados Feligreses de Santa Maria:

“Abre el ojo de tu mente”, dice Dios Padre a Santa Catherine de Siena al comienzo de El Diálogo, “y mira dentro de mí, y verás la dignidad y la belleza de mi criatura (humana)”. En esta revelación privada, Catherine está en una conversación con Dios, como dos amigos en un café. Él le dice que use su intelecto para penetrar la verdad de ser creada a “imagen y semejanza” de Dios tal y como se revela en el Libro de Génesis. Cuando comenzamos a apreciar nuestro valor dado por Dios, se abrirá la verdad más amplia de quién es Dios: “Ellos ven mi bondad en si mismos y conocen mi verdad con su entendimiento – el cual es el ojo del alma – está iluminado en mí. La pupila de este ojo es la fe santísima, y ​​esta luz de la fe les permite discernir y conocer y seguir el camino y la enseñanza de mi Verdad, el Verbo encarnado”. El Padre anima a Catherine a reflexionar sobre estas verdades y a mirar en el amor puro: “Oh queridísima hija a quien tanto amo, tú que eres mi esposa, levántate por encima de ti misma y abre los ojos de tu mente. Mírame, Bondad infinita, y mira mi amor indescriptible por ti...”.

El Entendimiento Conduce a un Mayor Deseo por Dios

Una mayor comprensión de quién es Dios puede actuar como una chispa, encendiendo un deseo explosivo de estar unidos a Dios. Empezaremos a ver a Dios como amor, experimentando por nosotros mismos lo que Juan escribió en su primera carta que “Dios es amor”. Nuestro anhelo por Él solo aumentará a medida que nuestra mente atraviese esta realidad y nos encontremos anhelando “la unión con Dios, la base de nuestro ser y Belleza suprema…”. Catherine estaba encantada de que creciera su propio deseo por la verdad de Dios que brotaba de lo más profundo de su alma. A medida que profundizaba en la bondad infinita de Dios, su corazón se apegaba más y más hacia Él, como una cueva cavernosa sin fin a la vista: “Cuanto más entro en ti, lo más que descubro y entre más descubro, más que te busco. Tú eres insaciable, tú en cuyo fondo el alma se sacia, pero permanece siempre hambrienta de ti, sedienta de ti, Trinidad eterna, anhelando verte con la luz en tu luz.”

En Cristo,

Padre Brian J. Soliven

Previous
Previous

From the Pastor’s Desk

Next
Next

FROM the Pastor’s Desk