DESDE EL ESCRITORIO DEL PÁRROCO

Estimados Feligreses de Santa Maria:

Como saben, hemos estado cantando el "Ordinario de la Misa" (Señor Ten Piedad, Gloria, Santo Santo, Corde-ro de Dios) en algunas de nuestras 8 Misas de fin de semana. Como mencioné en esta columna el 8 de agosto, la razón por la cual cantar las partes de la Misa en latín se basa en el deseo de estar más en conformidad con la mentalidad de la Iglesia en este sentido. Tal vez, algunos piensan que el Concilio Vaticano II elimina el latín en la Misa. Sin embargo, eso no es cierto. Uno de los primeros documentos del Vaticano II, la "Constitución sobre la Sagrada Liturgia" o Sacrosanctum Concilium (traducción: "Este Sagrado Concilio") permitió que parte de la Misa se rezara en la lengua vernácula o materna del pueblo. Sin embargo, todavía subrayaba la importancia de mantener la práctica de rezar el Ordinario en latín. Con el artículo de esta semana, me gustaría abordar un par de puntos con respecto a esto en un formato de preguntas y respuestas.

¿El Vaticano II no eliminó la Misa en Latín?

El Vaticano II no eliminó la Misa en Latín. De hecho, Sacrosanctum Concilium (SC), párrafo 36, establece lo siguiente:

1. Se conservará el uso de la lengua latina en los ritos latinos, salvo derecho particular. 2. Sin embargo, como el uso de la lengua vulgar es muy útil para el pueblo en no pocas ocasiones, tanto en la Misa como en la administración de los Sacramentos y en otras partes de la Liturgia, se le podrá dar mayor cabida, ante todo, en las lecturas y moniciones, en algunas oraciones y cantos, conforme a las normas que acerca de esta materia se establecen para cada caso en los capítulos siguientes. 3. Supuesto el cumplimiento de estas normas, será de incumbencia de la competente autoridad eclesiástica territorial, de la que se habla en el artículo 22, 2, determinar si ha de usarse la lengua vernácula y en qué extensión; si hiciera falta se consultará a los Obispos de las regiones limítrofes de la misma lengua. Estas decisiones tienen que ser aceptadas, es decir, confirmadas por la Sede Apostólica. 4. La traducción del texto latino a la lengua vernácula, que ha de usarse en la Liturgia, debe ser apro-bada por la competente autoridad eclesiástica territorial antes mencionada.

En otras palabras, si bien el Vaticano II ciertamente permitió que la Misa y los otros sacramentos se celebraran en lengua vernácula, está claro que la intención del Concilio era que se mantuviera el uso del Latín. Como sabrán, el Misal Romano que utilizamos actualmente es la tercera edición desde el Vaticano II. La "Tercera Edición Típica" estuvo disponible en latín en 2002. La traducción al inglés, basada en el Misal Romano Latino, fue aprobada para su uso en el 2011 y la traducción al español en 2018. Hasta el 2011, habíamos estado utilizando, más o menos, la misma traducción del Misal en inglés y español desde la "Primera Edición Típica" en 1970. Digo "más o menos" porque en 1975 se promulgó una "Segunda Edición Típica" que corrigió algunos errores en la edición de 1970.

Pensé que cantar las partes Ordinarias o de la Misa en latín era solo para monjes, hermanas o sacerdotes. ¿Se supone que también los fieles en las bancas de la Misa dominical deben cantar el Latín?

SC, 54 explica lo siguiente:

En las Misas celebradas con asistencia del pueblo puede darse el lugar debido a la lengua vernácula, principalmente en las lecturas y en la «oración común» y, según las circunstancias del lugar, también en las partes que corresponden al pueblo, a tenor del artículo 36 de esta Constitución. Sin em-bargo, se deben de tomar pasos para que los fieles puedan también decir o cantar en Latin esas partes de la Misa Ordinaria. (lo mas obscuro, mi texto) Si en algún sitio parece oportuno el uso más amplio de la lengua vernácula, cúmplase lo prescrito en el artículo 40 de esta Constitución.

En otras palabras, se deben tomar medidas para que los fieles puedan decir o cantar juntos las partes de la Misa en latín. En Santa Maria, estamos tratando de dar pasos pe-queños. Por ejemplo, he dado instrucciones para que el latín, junto con la lengua vernácula, se imprima en las guías para los cantos. Sé que el cambio es difícil, pero será más fácil a medida que pase el tiempo.

Más sobre esto la próxima semana. Hasta entonces, ¡que tengan una semana llena de muchas bendiciones!

En Cristo,

Padre Berg

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