DESDE EL ESCRITORIO DEL PARROCO

Estimados Feligreses de Santa María,

Tememos a muchas cosas, ¿no es así? Nos preocupamos por nuestras familias, nuestra salud, la política, la lista es interminable. Cada día puede parecer que nos trae nuevos desafíos, hasta el punto de que es difícil respirar. A todos los que tienen el corazón apesadumbrado, escuchen la predicción que hace sobre su futuro: "El Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los hombres, le darán muerte, y tres días después de muerto, resucitará". Pero ellos no entendían aquellas palabras y tenían miedo de pedir explicaciones (Mc 9, 30-32). Jesús les habla de su sufrimiento venidero, pero ellos no pueden comprenderlo. Si Dios sufre, yo también he de sufrir. Jesús sufre con no-sotros.

Por eso la paz de Dios, que va más allá de todo en-tendimiento, es sobrenatural. No puede ser conjurada de la nada o adquirida simplemente teniendo pensamientos positivos. Más bien, la "paz" que se nos ofrece proviene direc-tamente del encuentro con Jesucristo resucitado. Toda la vida cristiana se basa en esto. El cristiano es aquel que pone toda esperanza y confianza en las manos de Nuestro Señor. Nada más. Esta paz solo puede llegar a través de una vida de oración profunda y diaria. Santa Teresa de Li-sieux, la famosa monja carmelita francesa del siglo XIX, resumió la oración de esta manera: "Para mí, la oración es una oleada del corazón; Es una simple mirada dirigida hacia el cielo; Es un grito de reconocimiento y de amor, que abraza tanto la senda como la alegría". Confía el núcleo, el corazón de su propio ser, hacia el cielo. Ella le da a Dios todo, incluso su dolor. A medida que comenzamos a orar de esta manera confiada, nuestra relación con Dios se fortalece y solidifica como el concreto, venerado por el Espíritu Santo.

Cuanto más oremos con esta confianza, lo más que veremos cómo nuestro amor comienza a crecer. Este debe ser un esfuerzo a diario del cristiano. Debo preguntar, ¿oran todos los días desde el corazón? Recuerden, cuando digo la palabra “corazón”, estoy usando una noción bíblica de la palabra. En español, corazón puede significar simplemente sentimientos confusos. En hebreo, "corazón" se traduce como "leb". Significa el núcleo más íntimo de la persona humana. Es mucho más intenso. Desde este corazón, el cristiano ora. Santa Teresa de Ávila, otro gigante espiritual, lo expresó de esta manera: “la oración, en mi opinión, no es más que un compartir íntimo entre amigos; significa tomarse tiempo frecuentemente para estar a solas con El, quien sabemos que nos ama. Lo importante es no pensar mucho sino amar mucho y hacer lo que mejor te impulse a amar”. Por eso, a partir de este fin de semana, sumamos a una oportunidad más para crecer en el amor. De ahora en adelante, quiero brindarles la oportunidad de orar juntos con una de las armas espirituales más potentes y fuertes que se nos ha dado: el santo rosario. Cada domingo a las 9:30am en inglés y a las 11:30am en español, elevamos nuestro corazón al Señor con un rosario en Familia. Después de todo, nuestra parroquia lleva el nombre de la Santísima Madre. Quiero que seamos conocidos como una potencia de oración.

Un Esclavo de Jesucristo,

Padre Brian J. Soliven

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