DESDE EL ESCRITORIO DEL PÁRROCO

Estimados Feligreses de Santa Maria:

Al recordar a nuestros propios padres en el Día del Pa-dre, el domingo 20 de junio, es un momento apropiado para re-flexionar sobre la índole de la paternidad en nuestro país y lo que la Iglesia Católica enseña sobre la paternidad. En primer lugar, es evidente que hay una crisis de paternidad en nuestro país. Escri-ba "paternidad en los Estados Unidos" en un motor de búsqueda en internet y se dará cuenta de que una cuarta parte de las fami-lias estadounidenses viven sin un padre. Además, aprenderá que el número de niños que viven con dos padres ha disminuido del 88% en 1960 al 69% en 2016. Mientras que el 9% de los niños vivían con uno de los padres en el año 1960, ese número ha salta-do al 28% en el presente. En los Estados Unidos, el 83% de los padres solteros son madres. Mientras que el número de padres solteros ha aumentado al 16% de todos los hogares, una cuarta parte de todos los niños en los Estados Unidos viven sin un padre en el hogar. Sin duda, las situaciones detrás de los números son todas diferentes. Muchos padres y madres solteros proveen he-roicamente a sus hijos y hacen sacrificios asombrosos para que sus hijos crezcan a ser individuos responsables, hermosos y san-tos. Claramente, muchos hijos de padres solteros son amados inmensamente y criados responsablemente por sus padres. Aun así, está claro que un padre y una madre son importantes y que lo ideal es que un hogar tenga ambos.

El Catecismo de la Iglesia Católicatiene algo que decir sobre la paternidad y la maternidad, por supuesto. Una de las secciones donde se toca la crianza de los hijos es en la sección sobre el Cuarto Mandamiento, "Honrar a tu padre y a tu madre", párrafos 2196 a 2246. Los animo a todos los padres y madres, y a aquellos que aspiran a ser padres y madres, a que repasen estos párrafos. Lo que siempre me ha parecido interesante es que el Catecismo no solo explica los deberes cristianos de padres e hi-jos, sino que también aclara que el cuarto mandamiento de Dios “nos ordena también honrar a todos los que, para nuestro bien, han recibido de Dios una autoridad en la sociedad. Este manda-miento determina tanto los deberes de quienes ejercen la autori-dad como los de quienes están sometidos a ella.” (párrafo 2234) En otras palabras, no solo son importantes los padres, sino que también la patriaes importante.

En un artículo de diciembre de 2020 en First Things, titulado "La Furia de No Tener Padres", Mary Eberstadt examinó una serie de estadísticas y llegó a algunas conclusiones. Si bien uno puede estar en desacuerdo con algunos de sus puntos, es difí-cil no estar de acuerdo en que hay una crisis en nuestro país cuando se trata de apego filial. Eberstadt llama a esto una triple crisis de apego filial. En primer lugar, muchos jóvenes adultos carecen de la presencia de un verdadero padre en sus vidas. Se-gundo, están alejados del Padre celestial, es decir, no tienen fe en Dios y no practican una religión. En tercer lugar, carecen de una conexión con su patria. De hecho, no sólo carecen de patriotis-mo, sino que también manifiestan una desconfianza hacia “las instituciones políticas y no políticas (el ejército, la policía, la religión organizada, los medios de comunicación)". La Srta. Eberstadt resumió:

Lo que le está sucediendo a Estados Unidos es una verdad insoportablemente dolorosa de que la vida sin padre, sin el Padre y piedad filial hacia el país no son las opciones so-cialmente neutrales que el liberalismo contemporáneo las sostiene. El sumidero en el que se han derrumbado los tres es ahora un peligro público. La triple crisis de la paternidad está privando a muchos jóvenes, especialmente a los hom-bres jóvenes, de razones para vivir como ciudadanos racio-nales y productivos. Como dijo recientemente la teóloga católica Deborah Savage, reflexionando sobre la juventud de Estados Unidos: "Se les ha dejado solos en un cosmos sin nada que los guíe, ni siquiera una comprensión firme de lo que constituye su humanidad básica, y sin medios para encontrar el camino a casa". (Mary Eberstadt, " La Furia de No Tener Padres ", First Things, diciembre de 2020)

"Dejado solo....sin medios de encontrar el camino a casa."

¿Cómo encontramos un camino a casa? Las Solemni-dades del fin de semana pasado y de este fin de semana nos re-cuerdan dónde está nuestra verdadera patria y cómo llegar a ella. La Santísima Trinidad---Padre, Hijo y Espíritu Santo---siempre nos invita a compartir el amor que se vive entre las Per-sonas Divinas. ¡Dios nos ama inmensamente y quiere que com-partamos Su vida! Y, una de las principales formas en que los Católicos compartimos en la vida de Dios es recibir fielmente Su Cuerpo y Sangre en la Santa Comunión durante la Misa. Recibirlo fielmente significa que estamos bien dispuestos a reci-birlo. Por lo tanto, si necesitamos traerle algo en el Sacramento de la Confesión para Su perdón, lo hacemos. ¡Así es como en-contramos nuestro camino a casa! Fidelidad a Dios, confesión frecuente y recepción regular del Cuerpo y sangre de Jesús.

¡Bendita Solemnidad de Corpus Christi!

En el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo,

Padre Berg

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