DESDE EL ESCRITORIO DEL PÁRROCO

Estimados Feligreses de Santa María,

En enero, el Monseñor James Turro celebró su cumpleaños número 100. El Monseñor Turro es un sacerdote de la Arquidiócesis de Newark a quien conocí por primera vez en una reunión anual de verano con algunos hermanos sacerdotes. Como miembro no oficial de nuestro grupo, el monseñor no habló mucho. Cuando decía algo, siempre valía la pena escucharlo. En los últimos años, no ha podido unirse a nuestro grupo debido al desafío del viaje. Algunos de ustedes que se subscriben al Magnifica, la publicación mensual con las lecturas y oraciones de la Misa y otras reflexiones, podrán reconocer su nombre. Solía ser colaborador de Magnifica. Entre otras cosas, Monseñor Turro es conocido por sus breves, pero profundas homilías. Como sabemos los predicadores, es más difícil dar una homilía breve que una larga. El Monseñor Turro tiene el don de poder decir algo significativo en cinco o seis frases que permanecerán contigo durante todo el día. El Monseñor Turro también es plurilingüe. Habla italiano, alemán y francés, tiene una buena comprensión del latín y el griego y puede leer hebreo. Dos de las tías del Monseñor eran religiosas. Fue a través de ellas que se sintió la inquietud a considerar una vocación al sacerdocio. Después de estudiar en los Estados Unidos y Roma al principio de su sacerdocio, el Monseñor Turro enseñó el Nuevo Testamento en varios seminarios durante más de 60 años. Como si no tuviera suficiente en su plato, el Monseñor ha encontrado tiempo para escribir cuatro libros a lo largo de los años. Lo que más destaca en su lista durante sus 74 años de sacerdocio, el Monseñor Turro señala el momento en que Santa Madre Teresa de Calcuta lo invitó a dar un retiro a ella y a sus compañeras Misioneras de la Caridad. Me han escuchado hablar antes sobre la importancia de rodearnos de personas que nos motiven a ser santos. Estoy agradecido por los hermanos sacerdotes aquí en la Diócesis con quienes me reúno regularmente para una Hora Santa mensual y una cena. Doy gracias por los hermanos sacerdotes con los que me reúno cada verano. Son buenos modelos a seguir para mí; estamos al pendiente unos a otros para asegurarnos de que estamos haciendo lo que se supone que debemos hacer como sacerdotes. Estoy agradecido de que uno de estos sacerdotes haya sido el Monseñor Turro. Me ha enseñado mucho sobre la caridad y la humildad. Sin duda, podría escribir una docena de estos artículos sobre el número de laicos, casados y solteros, que me motivan en mi vocación. Juntos, todos los que caminamos juntos en esta vida con los ojos fijos en la vida venidera, formamos la "comunidad de personas" que Dios nos llama a fomentar, una comunidad que a su vez se forma según la "comunidad de Personas Divinas" de la Santísima Trinidad. Mientras caminamos con Jesús durante esta Cuaresma, que nos animemos y edifiquemos unos a otros en el camino por nuestra santidad, piedad y fidelidad. Y, para el Monseñor James Turro: ad multos annos! ¡Que tengan una bendecida semana!

En Cristo Jesus,

Padre Berg

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