DESDE EL ESCRITORIO DEL PÁRROCO

Estimados Feligreses de Santa María:

El jueves pasado tuve el gran placer de visitar a los estudiantes de la Escuela Notre Dame en la Parroquia de San Jose. La Sra. Bauer, la directora de la escuela, me invitó a pasar tiempo con los niños como parte de las actividades de la Semana de las Escuelas Católicas. Felizmente Acepté. La mayor parte de interacción con ustedes y los estudiantes ocurre el fin de semana durante la Misa dominical. Como ustedes saben, no es el momento ideal para tener conversaciones significativas. Simplemente hay demasiada gente. En la escuela, separamos a los 300 niños en dos grupos manejables. Compartí con ellos mi crianza en Elk Grove, cómo me di cuente del llamado de Dios al sacerdocio durante mi primer año de universidad en UC Davis, mi comida favorita (¡pollo frito!), etc. La parte más divertida del día fue la sesión de preguntas y respuestas. Cuando le das a un niño la libertad de preguntar cualquier cosa, revelan la curiosidad de sus pequeñas mentes y corazones. Una niña, probablemente en el tercer grado, levantó su mano. “Padre”, dijo lentamente, “¿cómo sabemos que las Escrituras son verdaderas?” Me sentí anonadado. ¡Qué brillante pregunta! Me mostró su mente inquisitiva y analítica. ¿Cómo sabemos ciertamente, que lo que creemos es verdad? La gran belleza de nuestra rica y antigua fe católica es que personas más inteligentes y brillantes que ustedes y yo, han reflexionado sobre estas mismas preguntas. A lo largo de los siglos, la Iglesia ha guiado y desarrollado la lógica de las razones por las que creemos lo que enseñamos de todo corazón. Nunca, absolutamente, nunca la Iglesia se ha basado simplemente en “Porque nosotros lo decimos”.

 Estoy emocionado de anunciar oficialmente una oportunidad increíble para nuestra parroquia. Este noviembre, nos embarcaremos en una peregrinación a los mismos lugares donde comenzó la Iglesia: Tierra Santa. En el boletín de este domingo, verán un itinerario detallado de los increíbles sitios en los que oraremos y visitaremos. Ver y tocar los mismos lugares donde caminó Jesús cambiará la forma en que leerán la Biblia. Abrirá el mundo bíblico en formas nuevas y frescas. Cristo cobrará vida. Durante los últimos domingos hemos estado escuchando en las lecturas del Evangelio el famoso relato del Sermón de Jesús en el monte, que un erudito de las Escrituras llamó, “el gran sermón jamás predicado”. (Cf. Mateo 5). Imagínese ahora leer ese mismo sermón en el monte exacto en el que lo dijo. La luz del sol reluciente que se refleja en la superficie del Mar de Galilea estará en el fondo. El mismo pasto verde y suave estará bajo sus pies. Escuchará las palabras de Jesús como nunca antes: "No crean que he venido a suprimir la Ley o los Profetas. He venido, no para deshacer, sino para llevar a la forma perfecta." (Mateo 5:17)

Si alguna vez ha querido ir a Tierra Santa, le invito a considerar esta oportunidad. La empresa que contraté para dirigir la peregrinación es el estándar en la industria. Usan algunos de los mejores guías y hoteles en Israel. Por mucho que quisiéramos ir, sé que para muchos de ustedes es simplemente una carga tomar tanto tiempo y recursos de nuestro trabajo y familia. La gran belleza de nuestra fe es que no tenemos que viajar por todo el mundo para encontrar a Jesús Resucitado. Una peregrinación ayuda, pero no es una necesidad para encontrar su amor. Cristo en el Evangelio de hoy está revelando su autoridad divina en ese Sermón del Monte. Él les está diciendo, Yo soy Dios en la carne. He venido a cumplir la ley judía en la Antigua Alianza. Para nosotros los católicos, todo lo que tenemos que hacer es venir a Misa para ver a Jesús en toda su gloria eucarística.

Un Siervo de Jesucristo,

Brian J. Soliven

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