DESDE EL ESCRITORIO DEL PÁRROCO

Estimados y queridos feligreses de la Parroquia de Santa Maria:

Deseo expresar mi profunda gratitud al Padre Soliven por otorgarme esté privilegio de dirigirme a ustedes a través de su columna "Desde el Escritorio del Párroco". Para aquellos que aún no me conocen, soy el Hermano Bryan Esquivias. Nací en Jalisco, México, el 21 de noviembre de 2000. Unos años más tarde, a los 5 años de edad, mi familia se trasladó a Vacaville, California, que fue mi hogar hasta los principios de 2019. Fue dentro de estas entrañables paredes de Santa María que recibí mi pri- mera comunión, tomé clases de catecismo y finalmente, recibí el sacramento de la confirmación.

Durante mi adolescencia, practicaba mi fe, pero principalmente debido a su lugar en nuestra tradición como mexicano, en lugar de surgir de una devoción personal. La asistencia regular a la Misa los domingos y las confe- siones periódicas eran una rutina, en gran parte debido a la insistencia constante de mi mama. Sin embargo, a la edad de 12 años, enfrenté un diagnóstico que me advertía que sería casi imposible que pudiera caminar como adulto. Fue durante una "misa de sanación" en el área de la bahía que el Señor sanó milagrosamente mi espalda a través de una bendición personal de un sacerdote con el santísimo sacra- mento. Y gracias a Dios, ahora de adulto, no he sufrido ningún problema de espalda desde entonces.

Pasaron varios años, y fui invitado por el entonces párroco Padre Eric Flores a asistir a la conferencia de jóve- nes de Steubenville en San Diego, con el grupo de jóvenes de nuestra parroquia. Aunque mi motivo inicial era poder viajar y visitar San Diego, la intervención de Dios redirigió mi camino. En medio de 50,000 jóvenes, descubrí que nuestra fe era mucho más de lo que podía ver o entender en nuestra Misa dominical. Y fue en esta impactante con- ferencia juvenil donde recibí una clara señal de que el Se- ñor me había apartado para su servicio. Fue gracias a la combinación de todos estos acontecimientos mencionados, junto con muchos de ustedes que a menudo me pregunta- ban si sentía el llamado al sacerdocio, que finalmente lle- gué a darme cuenta de que Dios me llamaba a la vida reli- giosa.

Actualmente, soy un hermano religioso de Pro Ec- clesia Sancta en la misma comunidad religiosa de las her- manas que están en Santa María. Después de recibir una bendición del Padre Berg en una Misa dominical en Santa María, comencé mi vida religiosa en enero de 2019. Pasé un año en St. Paul, Minnesota, y continué mi formación en el noviciado en Lima, Perú. En junio de 2021, fui enviado a Mitchell, Dakota del Sur, donde resido actualmente.

haber hecho mis primeros votos, estoy actualmente estu- diando Filosofía en la Universidad Franciscana, como parte de mi formación en preparación para el sacerdocio. Al mis- mo tiempo, estoy liderando en el ministerio juvenil en nuestra parroquia local aquí en Mitchell y a la vez apoyando en el equipo de ministerio del campus de la escuela Católica en Sioux Falls, Dakota del Sur.

Más allá de las historias compartidas, mi sincera gratitud se dirige a cada uno de ustedes. Su apoyo, a menu- do desconocido para ustedes, ha desempeñado un papel integral en mi discernimiento y aceptación al entrar a la vida religiosa. A aquellos que me hicieron la pregunta "¿Has considerado ser un sacerdote o religioso algún día?" sus palabras fueron las semillas que dieron fruto. Les rue- go que sigan rezando por las vocaciones y que no tengan miedo de desafiar a cualquier joven a considerar la posibili- dad de ser sacerdote o religioso/a. Y si tú mismo eres un joven que duda si Dios te ha llamado, no tengas miedo y sé generoso con el Señor. Él no se dejará ganar en generosi- dad.

Mi gratitud se extiende a los numerosos recuerdos formados en Santa María, por todos ustedes que ayudaron a formar esos recuerdos, y a los santos párrocos que me han guiado a lo largo de mis años de adolescencia. Por favor, sepan que todos ustedes están en mis oraciones, y mi esperanza es regresar algún día a Santa María, para expresar personalmente mi gratitud a cada uno de ustedes.

Con aprecio sincero y bendiciones,

Hno. Bryan Esquivias, P.E.S.

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