DESDE EL ESCRITORIO DEL PÁRROCO

Estimados Feligreses de Santa María,

Tememos a muchas cosas, ¿no es así? Nos preocupamos por nuestras familias, nuestra salud, la política, la lista es interminable. Cada día puede parecer que nos trae nuevos desafíos, hasta el punto de que nos cuesta respirar. A todos aquellos con el corazón apesadumbrado, San Pablo nos habla directamente en nuestra Segunda Lectura de este domingo. Escúchalo de nuevo con todo su poder: “No se inquieten por nada; más bien presenten en toda ocasión sus peticiones a Dios en la oración y la súplica, llenos de gratitud. Y que la paz de Dios, que sobrepasa toda inteligencia, custodie sus corazones y sus pensamientos en Cristo Jesús.”. (Cf. Filipenses 4:6-7). Él nos ordena que no tengamos ninguna “inquietud” en absoluto. Estas palabras provienen de un hombre que ha experimentado un sufrimiento tremendo en su vida. Fue golpeado numerosas veces hasta el punto de casi morir. Naufragó, se quedó sin hogar, pasó hambre, fue arrestado y rechazado por sus amigos y familiares. En todo caso, San Pablo tenía todos los motivos para sentirse inquieto. Sin embargo, nos dice con valentía: “No se inquieten por nada …”.

La “paz de Dios” de la que habla es sobrenatural. No puede surgir de la nada ni adquirirse simplemente con pensamientos positivos. Más bien, la “paz” que se nos ofrece, proviene directamente de un encuentro con Jesucristo resucitado. Toda la vida cristiana se basa en esto. El cristiano es aquel que pone toda esperanza y confianza en manos de Nuestro Señor. Nada más. Esta paz sólo puede llegar a través de una vida de profunda oración y diariamente. Santa Teresa de Lisieux, la famosa monja carmelita francesa del siglo XIX, resumió la oración de esta manera: “Para mí, la oración es un impulso del corazón; es una simple mirada dirigida al cielo; es un grito de reconocimiento y de amor, que abarca tanto el camino como la alegría”. Ella confía el núcleo, el corazón de su ser, al cielo. Ella le da todo a Dios, incluso su dolor. Cuando comenzamos a orar de esta manera, con confianza, nuestra relación con Dios se fortalece y solidifica como concreto, reforzada con el Espíritu Santo.

Cuanto más oremos con esta confianza, lo más que veremos cómo nuestro amor comienza a crecer. Este debe ser un esfuerzo a diario del cristiano. Debo preguntar, ¿oran todos los días desde el corazón? Recuerden, cuando digo la palabra “corazón”, estoy usando una noción bíblica de la palabra. En español, corazón puede significar simplemente sentimientos confusos. En hebreo, "corazón" se traduce como "leb". Significa el núcleo más íntimo de la persona humana. Es mucho más intenso. Desde este corazón, el cristiano ora. Santa Teresa de Ávila, otro gigante espiritual, lo expresó de esta manera: “la oración, en mi opinión, no es más que un compartir íntimo entre amigos; significa tomarse tiempo frecuentemente para estar a solas con El, quien sabemos que nos ama. Lo importante es no pensar mucho sino amar mucho y hacer lo que mejor te impulse a amar”. Por eso, a partir de este fin de semana, sumamos a una oportunidad más para crecer en el amor. De ahora en adelante, quiero brindarles la oportunidad de orar juntos con una de las armas espirituales más potentes y fuertes que se nos ha dado: el santo rosario. Cada domingo a las 9:30am en inglés y a las 11:30am en español, elevamos nuestro corazón al Señor con un rosario en Familia. Después de todo, nuestra parroquia lleva el nombre de la Santísima Madre. Quiero que seamos conocidos como una potencia de oración.

Un Esclavo de Jesucristo,

Padre Brian J. Soliven

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