DESDE EL ESCRITORIO DEL PÁRROCO

Estimados Feligreses de Santa María,

No se puede ignorar a Jesús. Dondequiera que va, obliga a una reacción. En el pasaje evangélico de la lectura de este domingo, vemos a Jesús entrar en la sinagoga de Cafarnaúm. Esta ciudad a ori- llas del Mar de Galilea, es el escenario de algunos de los encuentros más poderosos de Jesús: Él sana a la suegra de San Pedro, elige a los primeros hombres que se convertirán en los Doce Apóstoles y, lo que es más sorprendente, es en Cafarnaúm donde Jesús enseña su doctrina más controvertida: la Verdadera Presencia de Jesucristo en la Sagrada Eucaristía. Fíjate en lo que sucede inmediatamente cuando Jesús entra por las puertas de esa sinagoga llena de gente. Tan pronto como comienza a enseñar, "un hombre poseído por un espíritu inmundo", exclama: "¿Qué quieres tú con nosotros, Jesús de Nazaret? ¿Has venido a acabar con nosotros? ¡Ya sé quién eres, el Santo de Dios!" (Cf. Mc 1, 21-24). Reconoce precisamente la divinidad de Jesucristo. No es simplemente un maestro sabio o alguien que dijo cosas agradables e interesantes. No. Más bien, este hombre ve a Dios en carne. Está en la poderosa presencia de la Segunda Persona de la Santísima Trinidad.

Jesús, al ver al hombre, Nuestro Señor ordena al espíritu maligno diciendo, "Cállate y sal de él”. (cf. Mc 1, 25). Esta dramática escena conmocionó a toda la multitud. Pero debemos preguntarnos, en primer lugar, ¿cómo este hombre consiguió un espíritu maligno dentro de él? Aquí, Jesús toca un tema importante en la vida espiritual, a saber, la posesión demoníaca. ¿Cómo se posee una persona? ¿Sucede al azar? ¿Es contagiosa como la gripe? ¿Puedo contagiarme en la iglesia si estoy sentado en la banca al lado de alguien con un demonio? La respuesta es no. La posesión demoníaca total es en realidad bastante rara. Es una decisión que tomamos cuando nos abrimos a lo oculto. Por ejemplo, las prácticas oscuras comunes, como consultar con los llamados psíquicos, las lecturas de cartas del tarot, los cristales y la tabla ouija, son formas populares en que las per- sonas se enredan con el mundo demoníaco. Esto es una violación directa del Primer Mandamiento, no tener otros dioses además del Dios Verdadero. A menudo, estos psíquicos usarán imágenes católicas de Nuestra Santísima Madre y santos en sus tiendas, con el fin de engañar a los católicos.

Si alguna vez has participado en estas prácticas, has abierto una ventana, como lo hizo este hombre en la lectura del Evangelio. Para cerrarlo, inmediatamente ve a confesión.

Un Esclavo de Jesucristo,

Padre Brian J. Soliven

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