DESDE EL ESCRITORIO DEL PÁRROCO

Estimados Feligreses de Santa María,

Leer la Biblia es absolutamente esencial para la vida cristiana. San Jerónimo, en el siglo V lo expresó de manera más directa: "La ignorancia de las Escrituras es ignorancia de Cristo". La Biblia es como agua para un pez. Todo lo que hacemos, especialmente como católicos durante la Misa dominical, está recubierto de la Sagrada Escritura, desde las vestimentas del sacerdote, las expresiones que hacemos durante la Santa Misa, hasta nuestra arquitectura. Nada es casualidad en la liturgia. Mi esperanza como pastor de Santa Maria, es ayudar a la gente a que se enamore de la Biblia.

Hoy, en la lectura del Evangelio, Jesús vuelve a usar otra frase famosa que una persona judía del primer siglo que estaba familiarizado con la Biblia del Antiguo Testamento habría reconocido inmediatamente. Yo soy la vid y ustedes las ramas”. (Cf. Juan 15:5). Jesús no estaba simplemente usando una analogía de la jardinería para conectarse con la cultura agraria; Estaba haciendo algo mucho más radical y provocativo. Conociendo su Biblia, el oyente de Jesús, del primer siglo, habría hecho la conexión con la declaración “Yo soy” del Libro de Éxodo 3:14. Aquí es donde Moisés sube al Monte Sinaí y recibe los Diez Mandamientos de Dios. Mientras conversa con Dios, hace la pregunta obvia y de sentido común: "¿Cómo te llamas?" ¡Qué pregunta tan fantástica para preguntarle a Dios! ¿Con quién estoy hablando? Tenemos que recordar que, en este momento de la historia humana, la noción de un Dios verdadero es absolutamente desconocida.

Este es un período de tiempo en el cual es común tener múltiples dioses. Tenemos los diferentes dioses de los egipcios, los griegos y los romanos, sólo por nombrar algunos. Entonces Moisés, comprensiblemente, se pregunta: “¿Con quién estoy hablando?” Aquí es donde Dios responde con el nombre divino, un momento decisivo que alteraría el mundo para siempre: “Dios dijo a Moisés: Yo soy: YO-SOY. ‘Así dirás al pueblo de Israel: YO-SOY me ha enviado a ustedes.” (Cf. Éxodo 3:14). Dios le está diciendo a Moisés, no soy uno de esos dioses falsos que la humanidad ha inventado. Ese tiempo se acabó. Ahora estoy listo para revelarme ante la humanidad, comenzando por el pueblo judío. Todo esto está en el trasfondo del pasaje del Evangelio de hoy. Cuando Jesús dice “Yo soy”, se está apropiando del nombre de Dios que fue revelado a Moisés en el monte Sinaí. Por eso el mensaje de Jesucristo fue y sigue siendo una proclamación explosiva y transformadora de vidas. Jesús es Dios caminando entre nosotros. Él es la plenitud de la revelación de Dios a la humanidad. Como si esta afirmación no fuera suficiente, Jesús continuará diciendo “Yo soy” un total de siete veces en el Evangelio de Juan: Yo soy el Pan de Vida (Juan 6:35), Yo soy la Luz del Mundo. (Juan 8:12), Yo soy la Puerta (Juan 10:9), Yo soy el Buen Pastor (Juan 10:11,14), Yo soy la Re- surrección y la Vida (Juan 11:25), Yo soy el Camino y la Verdad y la Vida (Juan 14:6), yo soy la Vid (Juan 15:5).

Un Esclavo de Jesucristo,

Padre Brian J. Soliven

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