DESDE EL ESCRITORIO DEL PÁRROCO

Es 1927. La vida en México cambia para peor; es parecido a una revolución. Las autoridades mexicanas han adoptado un enfoque intensamente anticatólico. Su objetivo principal: destruir la Iglesia Católica en los corazones de la gente. Durante este tiempo, más del 90% del pueblo habían identificado su fe católica como parte integral de su identidad. Era el centro de sus vidas. La Iglesia bautizaba a sus hijos, se educaban en nuestras escuelas, se casaban dentro de los muros de la Iglesia, iban a los hospitales católicos cuando estaban enfermos y llamaban a los sacerdotes cuando agonizaban. Ser mexicano era ser Católico; los dos estaban entrelazados durante casi cinco siglos.

 El gobierno del entonces presidente Plutarco Elías Calles, buscó cambiar esto por todos los medios necesarios. La pregunta para él se había convertido en: "¿Cómo elimino la fe del pueblo mexicano?" Bajo su liderazgo comenzaría la persecución más feroz contra la Iglesia Católica. Todos los sacerdotes misioneros extranjeros fueron expulsados ​​del país. Nuestras escuelas se cerraron. Clavaron las puertas de madera de nuestras iglesias para cerrarlas, convirtiendo la Misa dominical en una actividad ilegal. No se les permitía a los sacerdotes y monjas usar sus hábitos y sotanas en público; si lo hacían, eran arrestados.

 Nuestros hermanos y hermanas católicos no se acobardaban con miedo. De hecho, se defendieron. Uno de estos hombres era un sacerdote fiel llamado Padre Miguel Pro. El Padre Pro desafió los mandatos del gobierno y sirvió en secreto a la gente. Bautizaba, casaba parejas, les enseñaba catequesis; hizo todas las cosas que haría un buen y fiel sacerdote. La policía lo buscó durante meses hasta que un día finalmente encontraron a este sacerdote “fastidioso”.

La foto de la portada del boletín es del Padre Miguel Pro en uno de sus disfraces, fue tomada en 1927, poco antes de morir fusilado. Sus captores le preguntaron si tenía unas últimas palabras. Levantó ambas manos en forma de cruz y gritó: "¡VIVA CRISTO REY!" El gobierno publicó esta foto en las portadas de todos los periódicos importantes al día siguiente en un intento de asustar a los católicos. Tuvo el efecto contrario.

 Este domingo celebramos la gran Solemnidad de Cristo, Rey del Universo. Fue iniciado en 1925, por el Papa Pío XII. Quería recordarle al mundo el verdadero centro de la existencia. En ese momento de la historia, los países sufrían los horrores de la Primera Guerra Mundial. Los estados nacionales se levantaban en un intento de ejercer su poder unos sobre otros a través del poderío militar. Este domingo se nos recuerda que solo Cristo importa. Todas las demás afirmaciones falsas en nuestros corazones siempre fallarán. Jesucristo es la respuesta. ¡VIVA CRISTO REY!

Un Esclavo de Jesucristo,

Padre Brian J. Soliven

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